viernes, julio 11, 2008

Hoy, 11 de julio, Hugo Batalla hubiera cumplido 82 años.
Hace poco, y a través de un sitio de Internet de esos en los que uno busca y encuentra gente, me reencontré con gente muy querida, que compartió con nosotros los duros tiempos de la dictadura.
Son las hijas de un gran hombre francés, que fue Secretario Político de la Embajada de Francia, allá por los años 80: Jean Francois Thiollier, y su esposa Sylvie.
Jean Francois y Sylvie tenían ya cuatro hijos cuando llegaron a Uruguay y aquí nació su quinto hijo. Festejamos en nuestra casa su primer cumpleaños.
Muchas veces compartimos veladas en su casa, y comimos baguettes, cortadas con la mano, a la francesa, con deliciosos salames y quesos franceses. Estuvieron en casa muchas veces, en reuniones políticas y en reuniones de familia. Resumiendo: fuimos amigos.
Jean Francois y Sylvie, con su familia toda, se fueron de Uruguay con rumbo a otro destino diplomático, unos días antes del glorioso acto del Obelisco, de noviembre de 1983. Supieron de todo ello por nuestras cartas y nuestras fotos.
Luego mi padre y mi madre los vieron, en una oportunidad en que fueron a España, y ellos tenían destino en Madrid. Nos invitaron a los casamientos de sus hijas, en Marruecos, que lamentablemente no pudimos compartir.
Por mucho tiempo no supimos de ellos, hasta un día de julio, o agosto, de 1998, en que sonó mi celular, y era Sylvie, para contarme que Jean Francois estaba muy enfermo. Y en esos golpes desgraciados que a veces nos hacen preguntarnos sobre la casualidad, el destino, me enteré de que lo aquejaba la misma enfermedad que a mi padre, diagnosticada con unos pocos días de diferencia. Luego supimos su evolución por amigos comunes.
Ahora, ni Jean Francois ni Sylvie están ya con nosotros. En homenaje a ellos, a su entrañable recuerdo, a su entereza y valentía, a lo que representaron para nosotros y para muchos dirigentes opositores de la dictadura, hoy transcribo los discursos del Embajador de Francia y del Dr. Batalla, en ocasión en que a éste le fuera conferida la Orden del Mérito Nacional de la República Francesa.





Respuesta del Senador Dr. Hugo Batalla

al Embajador de la República Francesa,

M. Michel Lennuyeux Comnene,

en ocasión de serle concedida la

Orden del Mérito de la República Francesa



Señor embajador, amigos todos:

La verdad que nunca pensé que el cumplimiento del deber, en algún momento me llevara a tener el inmenso honor de esta condecoración que me impone el Gobierno francés. A usted, Señor Embajador, al Gobierno francés, al pueblo francés y a la Francia que nosotros admiramos desde siempre, gracias.

Yo creo que no sería justo si no recordara que en estas mismas salas, en momentos muy duros del país, nosotros tuvimos en la Embajada de Francia y en el pueblo francés un soporte importante para nuestro infortunio. Aquí, más de una vez hablamos con hombres de la Embajada, con embajadores, con abogados franceses que vinieron aquí, fundamentalmente sobre la libertad de nuestros compañeros General Seregni y General Licandro.

Aquí también estuvimos junto al que numerosas fuerzas francesas habían designado como abogado de Raúl Sendic, en un momento en que él era un rehén de la dictadura en el país.

Yo no sería plenamente justo, con lo que fue esta hermosa vinculación con Francia y con su pueblo a través de la Embajada, si no recordara entre muchos, a dos grandes amigos. Uno de ellos, Jean Francois Thiollier, que abrió la Embajada a todas las fuerzas de oposición. Recuerdo que nos entendimos en las primeras oportunidades que hablamos ‑era un hombre que había tenido un destino anterior en Italia‑ nos entendimos con una mezcla de cocoliche, francés, español, pero nos entendimos. Estábamos los dos, unidos por la defensa de la democracia y por el respeto de los Derechos Humanos.

Y luego Jean Francois se fue y vino acá otro compañero, también, que además de lo que puede haber sido la labor del Embajador, estuvo siempre muy cerca nuestro, que fue Michel Benard.

En ellos tal vez, en lo que fue esa Embajada amiga siempre, en la que nosotros, en esos tantos momentos de desazón y de infortunio, necesitábamos alguien con quien conservar, con quien conversar en seguridad, puede parecer tonto, pero a veces el sentir que a muchos quilómetros de distancia hay gente que también vibra por los mismos valores que vibramos nosotros y siente que debe defender lo mismo que defendemos nosotros, es, sin duda, un respaldo, un aliciente importante para nuestra lucha.

Siento que esta Condecoración que me otorga el Gobierno francés simplemente debo recibirla en nombre de todos aquellos que lucharon por un futuro mejor, muchos de los cuales dieron su vida solamente por soñar.

Muchas gracias, señor Embajador.



Discurso del embajador de la República francesa
M. Michel Lennuyeux Comnene

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(en la foto: Sr. Embajador de la República Francesa, M. Lennuyeux Comnene, Senador Hugo Batalla, Gral. (R) Líber Seregni)



Estoy seguro que muchos se preguntarán cuáles son las razones que me hacen reclamar hay el honor de condecorar, con el Mérito Nacional de la República francesa, al Senador Hugo Batalla.

Pues voy a contestar esas preguntas y a darles las razones del Gobierno francés.

En primer lugar, al conferir una Distinción Nacional al Senador Batalla, el Gobierno francés no está reconociendo servicios excepcionales que se hubieran prestado a mi país. Que yo sepa, el Senador Batalla no es, no fue nunca el abogado de la raza Charolais o de una marca de auto francesa; no es ex‑alumno del Liceo francés, claro que lo lamento . . .

Sin embargo, me alegra distinguir a un eminente hombre político, totalmente comprometido con su lucha. Por el sólo hecho que es Hugo Batalla, un hombre que hace honor a su país y que hace honor al medio político en general.

Es que el Secretario General del Movimiento por el Gobierno del Pueblo, Ex‑presidente de la Junta Electoral, Ex‑presidente de la Cámara de Representantes, fundador, junto con Michelini, de la lista 99, se consagró enteramente a la defensa del interés general, a la "res pública".

Lo hizo con fe, con gran espíritu de convicción, y con un sentido de la justicia admirable. Y por sobre todo lo hizo con coraje cuando defendió a los presos políticos, víctimas de las violaciones de los Derechos Humanos. Varias de las personas que defendió entre 1973 y 1984 que están presentes en esta sala, pueden atestiguarlo.

Por todo esto considero que el Senador Hugo Batalla ha merecido con creces los valores y los derechos que mi país inscribió en la Declaración de 1789.

Y por esto me honro, en nombre del Presidente de la República francesa, Senador Hugo Batalla, al condecorarle como Caballero de la Orden Nacional del Mérito.







En la foto 1: Sen. Juan Pablo Terra, Sen. Alba Roballo, Sra. Lily Lerena de Seregni, Sra. Bethel Seregni, Sr. Jean Francois Thiollier.


En la foto 2: Sr. Jean Francois Thiollier, Sen. Hugo Batalla, Arq. Silva Delgado, en Valencia.