viernes, julio 11, 2008





Respuesta del Senador Dr. Hugo Batalla

al Embajador de la República Francesa,

M. Michel Lennuyeux Comnene,

en ocasión de serle concedida la

Orden del Mérito de la República Francesa



Señor embajador, amigos todos:

La verdad que nunca pensé que el cumplimiento del deber, en algún momento me llevara a tener el inmenso honor de esta condecoración que me impone el Gobierno francés. A usted, Señor Embajador, al Gobierno francés, al pueblo francés y a la Francia que nosotros admiramos desde siempre, gracias.

Yo creo que no sería justo si no recordara que en estas mismas salas, en momentos muy duros del país, nosotros tuvimos en la Embajada de Francia y en el pueblo francés un soporte importante para nuestro infortunio. Aquí, más de una vez hablamos con hombres de la Embajada, con embajadores, con abogados franceses que vinieron aquí, fundamentalmente sobre la libertad de nuestros compañeros General Seregni y General Licandro.

Aquí también estuvimos junto al que numerosas fuerzas francesas habían designado como abogado de Raúl Sendic, en un momento en que él era un rehén de la dictadura en el país.

Yo no sería plenamente justo, con lo que fue esta hermosa vinculación con Francia y con su pueblo a través de la Embajada, si no recordara entre muchos, a dos grandes amigos. Uno de ellos, Jean Francois Thiollier, que abrió la Embajada a todas las fuerzas de oposición. Recuerdo que nos entendimos en las primeras oportunidades que hablamos ‑era un hombre que había tenido un destino anterior en Italia‑ nos entendimos con una mezcla de cocoliche, francés, español, pero nos entendimos. Estábamos los dos, unidos por la defensa de la democracia y por el respeto de los Derechos Humanos.

Y luego Jean Francois se fue y vino acá otro compañero, también, que además de lo que puede haber sido la labor del Embajador, estuvo siempre muy cerca nuestro, que fue Michel Benard.

En ellos tal vez, en lo que fue esa Embajada amiga siempre, en la que nosotros, en esos tantos momentos de desazón y de infortunio, necesitábamos alguien con quien conservar, con quien conversar en seguridad, puede parecer tonto, pero a veces el sentir que a muchos quilómetros de distancia hay gente que también vibra por los mismos valores que vibramos nosotros y siente que debe defender lo mismo que defendemos nosotros, es, sin duda, un respaldo, un aliciente importante para nuestra lucha.

Siento que esta Condecoración que me otorga el Gobierno francés simplemente debo recibirla en nombre de todos aquellos que lucharon por un futuro mejor, muchos de los cuales dieron su vida solamente por soñar.

Muchas gracias, señor Embajador.

No hay comentarios.: