lunes, octubre 02, 2006

No es fácil escribir cuando los recuerdos se vienen a la mente en forma desordenada.

Mis primeros recuerdos de Hugo en forma personal vienen de la campaña de1989 con el Nuevo Espacio. Siendo yo un adolescente de catorce años, tuve la oportunidad de conocerlo en esa época. El ya me conocía pues tenia una relación de muchos años con mi familia. Mi papá fue fundador de la 99 en Bella Unión y, perseguido en la dictadura, se vino a Montevideo y en más de una vez Hugo lo ayudó; eso es algo que también se lo debo.

Qué contar de esas épocas! Como todos sabemos, en campaña la locura es muy grande, mas cuando se es el candidato a Presidente, pero todos sabemos que Hugo era alguien sencillo y lo que me viene a la memoria en esas épocas, siendo yo muy chico, iniciándome en esto de la política, es que siempre tenía el tiempo para atendernos a todos. Sabido es que los mas jóvenes somos los que hacemos el trabajo de campo, más en el interior: hacer los chorizos en la parrilla, estar preocupados de que no falte nada, arreglar las sillas y muchas veces no se tiene tiempo de participar o estar cerca de los lideres. Pero Hugo siempre se daba su tiempo, ya sea yendo a comer los chorizos con nosotros o quedándose un rato mas después del acto, a charlar con todos aunque esto significara menos horas de sueño.

También recuerdo que siempre tenia tiempo para ir hasta Bella Unión a pesar de la distancia, inclusive siendo Vicepresidente, ya sea para un acto político o simplemente a comer un asado con la barra. Nos hablaba a los jóvenes y nos aconsejaba, nos decía que teníamos que estudiar, ya que era la única manera de triunfar, y que si el siendo el hijo de un zapatero calabrés pudo estudiar en la enseñanza publica y llegar a ser Vicepresidente, estudiando y esforzándose y no traicionando nuestros principios podíamos llegar a cualquier lado. Defendía la enseñanza pública y soñaba con que todos la tuvieran al alcance de la mano.

Recuerdo un asado en el cual estábamos todos rodeándolo y lo escuchábamos atentamente. Los niños, entre los cuales se encontraba mi hija mayor, que no tendría mas de 2 o 3 años, llegaron para ofrecerle un dibujo y una pequeña obra de teatro inventada por ellos. Enseguida nos interrumpió y les prestó toda su atención, luego siguió con su charla política y los niños quedaron muy felices.

¡Era fanático de los boniatos! Siempre que cosechábamos en la chacra una buena caja era enviada a Hugo, el cual se encargaba de agradecer y decir que los mejores boniatos eran producidos en Bella Unión en la chacra del negro Bolfarini (mi padre).

En la campaña del 94 cuando era aun mas complicado poder hablar o ver a Hugo ya que fue una campaña más grande y de otro tipo, en oportunidad de su pasaje por nuestra ciudad, se hizo un tiempo para poder visitarnos en la chacra, recorrerla, charlar con nosotros, sacarse fotos. Eso demuestra su sencillez, ya que a pesar de la locura de una campaña política se hacía su tiempo para visitar a sus amigos.

Luego, cuando me vine a vivir a la capital, siempre tenia la puerta de su despacho abierta y su teléfono listo para atenderme. Cuando iba a visitarlo siempre se hacia un tiempo, aunque fueran cinco minutitos; siempre que me veía hacia referencia a que yo tenía mucho pelo y muy negro y comentaba que mi padre lo tenia igual, lo que le daba un poco de envidia, aunque se lo tomaba con mucho humor.

Me acuerdo que en oportunidad de invitarlo a mi casamiento como padrino del mismo, declinó muy amablemente la propuesta. Aun hoy recuerdo sus palabras: ”No, yo no puedo ser tu padrino. Mejor que lo sea tu viejo, quédate tranquilo que yo hablo con él.”

Hay muchos detalles y frases que me vienen a la mente cuando lo recuerdo. Uno de ellos es cuando, haciendo un gran esfuerzo físico, se presentó en el senado para informar su problema de salud. Ese día mi padre vino de Bella Unión para estar con él, y con mi hermana que en esos años vivía acá fuimos a acompañarlo. Recuerdo como si fuera hoy que estando en las barras frente a frente con Hugo, sentado en el sillón del la presidencia, una de las primeras cosas que hizo fue levantar su vista y saludarnos.

Hay dos frases que siempre recuerdo de él, y que en muchos casos aplico. Una de ellas es que cuando todo el mundo hablaba de enriquecimiento ilícito él estaba en un franco empobrecimiento licito. La otra frase que le recuerdo decir era que si alguien venia y decía que era su mano derecha, no le creyéramos porque el escribía con la izquierda.

No se muy bien como terminar esto, simplemente decir que me siento feliz por haberlo conocido y aun hoy poder compartir el contacto con ustedes.

Edgardo Bolfarini

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